Gracias, gracias y gracias. Por todo y a todos. Por el caso Faisán, los eres, los gürteles y los brugueles. Por los casos Palau, Mata, Pretoria y Malaya. Y por los que no recuerdo y los que me ocultáis.
Gracias por enseñarnos a contar parados: un millón, dos, tres, cuatro... quizás cinco. Por los brotes verdes que nunca brotaron, por impulsar la labor de Cáritas dándoles un trabajo ingente para que se luzcan, por hacer resurgir los economatos y las cartillas de racionamiento, y por hacernos revivir las imágenes de la posguerra. Os lo estáis currando.
Gracias por educarnos, por la educación universal, por el gran pacto de estado tantas veces prometido, por el fracaso escolar, por los niños que parecen aletargados, por los barracones bien armados y por traer a Justin Bieber. Que les quede claro: hay que ser estrella.
Gracias. Muchas gracias por luchar, por atizaros para seguir ahí. Por dar batalla para estar en las listas, por repetir como candidatos, por no renunciar a seguir trabajand…