De cómo la duquesa es en verdad un hada con una nube en la cabeza capaz de hechizar a cualquiera
Al funcionario le ha pasado como a tantos que ahora le rodean. Lo mismo que le ocurrió al teólogo y mucho antes al aristócrata. El embrujo de Alba le ha atrapado. Porque Cayetana es, en verdad, un hada con una nube en la cabeza, una mujer con alas, un enorme lazo de raso, una diosa sevillana que huele a geranio...
Quizá por eso, si Francisco de Goya y Lucientes resucitara de entre los lienzos, le ofrecería a la duquesa posar desnuda para él como la maja. Y posiblemente, pese a sus ochenta y pico años, ella diría que sí. «¿Por qué no?», imagino que respondería al de Fuendetodos. Aunque bien pensado, igual le ninguneaba y le daba largas. Porque la verdad es que la mujer con más títulos nobiliarios del planeta -cinco veces duquesa, dieciocho veces marquesa, veinte condesa, vizcondesa, condesa-duquesa, condestablesa y no sé cuántas cosas más- es impredecible.
Con su cuerpo frágil, blanco como u…